Chacalito (Canera, Dekiru) se percibe a si mismo como un «Animal Humano endémico de Pichiguao, Chile.» quien en su constante inquietud por hacer música en distintos formatos que le sea permitido, se aventura por primera vez en su incursión de carácter solista, haciéndose cargo de cada elemento de la producción de este larga duración de 10 canciones.
Así es como en palabras de su autor «Esta es la primera vez en mi vida que me atrevo a componer para tocar en solitario, con bases hechas en el FL Studio más los instrumentos de cuerdas que grabo yo. Este puntapié con pistas sintéticas fue gracias a un live show de Big Black. Cuando descubrí la banda y escuchaba los discos, nunca pensé que no había un baterista y ese live me hizo explotar la cabeza. Como baterista que soy, siempre pensé en que tiene que haber un drummer dándole vida a las composiciones, es lo que personalmente me gusta; pero haber desbloqueado esta puerta me abre otro mundo de posibilidades y la facilidad de prescindir de más gente, lo que hace este trabajo de componer y tomar decisiones un poco más fácil y ameno.»
Como hilo conductor el sonido sucio propio del garage e inspiraciones sonoras propias del grunge, stoner, metal y otras referencias lodosas propias de Melvins, Aporepo y su «instrumentalización humana» nos presenta composiciones cortas, instrumentales y con el hilo conductor de riffs expresivos, sostenidos por una batería programada que trae el soporte rítmico a esta aventura.
Desde «Paciencia» a «Axioma» no hay respiro y la inyección de energía es constante. Llegando a la mitad de este conjunto de canciones tenemos una más «reposada» creación titulada Gladiolus con una vibra al grunge y corrientes afines surgidas a principios de los noventa.
Si bien la producción no es grandilocuente en cuanto a diseño sonoro, su carácter urgente no exige mayor pulcritud en la presentación de estas composiciones y debe ser apreciado como tal (Se agradece la presencia poderosa del bajo, ya basta de dejar en segundo plano un instrumento que da mucho carácter a las canciones)
Hay que atreverse a proponer, crear y generar conexiones en tiempos donde el éxito individual prima por sobre la asociatividad que a ves incluso permea al mundo del arte. Así como «instrumentalización humana» debe haber un millar de Aporepos expresándose y creando su sonido y voz propia como vehículo de expresión, apóyales.