Son las 23:30 horas y Errante, en el contexto de su gira Split 2018, sube al escenario para iniciar la jornada. Sin lugar a dudas, este trío es una de esas agrupaciones que, con una gran dosis de perseverancia y autogestión, ha logrado sobreponerse a los vaivenes del tiempo y a la centralización. Celebrando una trayectoria de 11 años con 4 discos, un Split, diversas presentaciones en vivo y menciones en medios de difusión nacional e internacional; Jebu, Tavo y Repo nos sorprenden con un setlist diverso. De esta forma, el viaje musical nos remonta al año 2016, con “Sobreestimulado” e “Incertidumbre”, sonidos que progresivamente comienzan a activar la memoria musical de los asistentes. Posteriormente, nos conducen a uno de sus trabajos más aplaudidos por la crítica, Punto de Quiebre (2014), a través de “Caminata Lunar” y “Terapia”, que con su energía logran remecer a los fieles espectadores. Más tarde, nos trasladan al año 2010, mediante “Oídos sordos”, tema que causa un flashback en los nostálgicos, pues nos recuerda los inicios de esta banda y su disco Fragmentos Dispersos (2010). Por último y probablemente como un acto simbólico, el trío culmina su participación con su intenso himno “Gaman”, término japonés que hace alusión a “soportar lo aparentemente insoportable con paciencia y dignidad”, un mantra que evidentemente Errante ha tomado como bandera de lucha durante todos estos años, y que le ha permitido posicionarse como una de las agrupaciones referentes de la sexta región.
Pasada la media noche es el turno de Hienas, banda nacida en Santiago (2012) pero con integrantes Rancagüinos, cuyo nombre no resulta para nada indiferente en la escena de la ciudad del desastre, puesto que durante los últimos años han participado en numerosas tocatas, lanzado un EP homónimo (2015), han sido incluidos dentro del primer compilado de Doomed and Stoned Latinoamérica e incluso, el pasado 23 de marzo, presentaron su disco “Todo por el Morbo”, pieza que ya cuenta con una versión física. Con un público expectante, lleno de amigos y seguidores, Matías, Carlos y el recientemente integrado Tavo (sí, también batero de Errante), inician su lluvia de piedras a través de la potencia de “Espejismo” “Madre dime”, “Jóvenes”, “Morbo” “Cuando las hojas”, “Diablito” y “2014”, un repertorio caracterizado por sonidos directos y viscerales, con influencias del grunge y el stoner, y letras cargadas de hastío que mantuvieron absortos a los asistentes durante la totalidad de su presentación. Resulta relevante hacer mención a su nueva formación, que progresivamente se va cohesionando en el escenario y que, ciertamente, promete un atractivo trabajo del que nos mantendremos muy atentos.
Llega el turno de los invitados trasandinos, el trío COMECULEBRAS, que viajó 14 horas desde la Patagonia para hacerse presente en esta lluvia de piedras. El repertorio seleccionado por la banda repasa el trabajo de su homónimo (2016) y su reciente placa Río Rojo (2017), con una presentación que gradualmente envuelve con furia y coraje a los asistentes. Caracterizados por un sonido denso y atronador que nos hace recordar el más crudo stoner, pero que incluye acordes sueltos y una reverberación provocada por la distorsión de sus instrumentos; y líricas como la de “16 años”, que relata el disparo hacia un adolescente en medio de una severa represión policial en Bariloche o “Encapuchados” que refiere el caso del joven Santiago Maldonado, nos demuestran que Fernando, Emilio y Federico no sólo se centran en la densidad de su sonido, sino que además, emplean su música para realizar una crítica directa a la realidad política y social Latinoamericana.
Por Daniela I.O.